Antillanismo y antiimperialismo
- nieveluisapln2
- 26 dic 2022
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El antiimperialismo es una política surgida a finales del siglo XIX que se caracteriza por una categórica oposición al imperialismo. El pensamiento antiimperialista está estrechamente vinculado al cuestionamiento de los mecanismos de dependencia neocolonial caracterizados por mecanismos de sujeción económicos y financieros, así como a los llamados procesos de liberación nacional.
Aunque las primeras protestas contra el colonialismo las realizó el utilitarista inglés Jeremy Bentham en su manifiesto Emancipad vuestras colonias, la primera presencia de un pensamiento antiimperialista se registra en los Estados Unidos impulsado por el escritor Mark Twain.4 En 1898, Twain fundó la Liga Antiimperialista de los Estados Unidos, con sede en Boston, inicialmente para combatir la acción estadounidense en la guerra de Cuba, permaneciendo hasta 1921. Twain escribió:
Origen
El cubano José Martí puede considerarse como el primer formulador de un pensamiento antiimperialista en América Latina, en gran medida porque la lucha por la independencia de Cuba del colonialismo español coincidió con el ascenso de las nuevas formas de dominación que comenzaba a desarrollar Estados Unidos, relacionando desde su mismo origen antiimperialismo con el sentimiento antinorteamericano. Subrayando la idea de «nuestra América» para oponerla a la América Anglosajona, Martí sostuvo que «los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos».
En 1902 apareció el libro de John A. Hobson Imperialismo: un estudio y en 1916, Lenin escribió su célebre obra El imperialismo, etapa superior del capitalismo, que difundió en todo el mundo la noción.
Sin embargo existe una diferencia profunda entre la noción de «imperialismo» tal como resulta de los análisis de Hobson y Lenin, del «antiimperialismo» como posición política. La idea de «antiimperialismo» pone el acento en la llamada «cuestión nacional» y en la necesidad de garantizar a los pueblos la posibilidad de desarrollarse autónomamente a través de su derecho a la autodeterminación.
El antiimperialismo también tiene su origen en la Revolución Americana del siglo XVIII.
El movimiento estudiantil de Reforma universitaria latinoamericano que se inició en la ciudad de Córdoba (Argentina) en 1918 impulsó la idea del antiimperialismo por toda América Latina y desempeñó un papel fundamental para que el concepto se fuera desarrollando durante varias generaciones. Ya en 1920 la Federación Universitaria Argentina emitió un manifiesto titulado Denuncia del imperialismo.
Las constantes intromisiones de Estados Unidos en cuestiones internas de los países latinoamericanos para reprimir movimientos populares y apoyar dictaduras, también jugaron un papel central en la difusión del pensamiento antiimperialista.
En este sentido la entrada de tropas norteamericanas a Nicaragua para reprimir el movimiento campesino de Augusto César Sandino en 1926-1927 se convirtió en un símbolo continental del antiimperialismo.
Para finales de los años veinte ya se utilizaba el término «antiimperialismo» con cierta habitualidad. En París, el 29 de junio de 1925, se realizó la Asamblea Antiimperialista Latinoamericana, en La Maison de Savantes, de la rue Dantón, en la que congregó cerca de dos mil latinoamericanos, que protestó por las amenazas que el secretario de Estado Kellogg había lanzado contra México.
Esta asamblea tuvo como antecedente el grupo de estudiantes que logró consolidar el núcleo estudiantil denominado Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos (AGELA) que lo conformaron los jóvenes Rolando Martel (cubano), Aurelio Fortoul (venezolano), R. Sequeira (nicaragüense), Cárdenas Castro (peruano), Antonio Gattorno (cubano) y Armando Maribona (cubano), entre otros.
En el programa de dicha Asamblea figuraron José Ingenieros, Unamuno, Vasconcelos. Ugarte, Ortega y Gasset, y entre los nuevos, el uruguayo Carlos Quijano, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre quien pronuncia un discurso pronuncia un discurso que aparecerá, con posterioridad en 1927 en su libro "Por la Emancipación de América Latina" bajo el título "El Pensamiento de la nueva Generación Antiimperialista Latinoamericana contra el enemigo de fuera y contra el enemigo de dentro".
Reforma Universitaria de 1918 e intervenciones de Estados
Unidos.
En el año 1927, el Comintern creó una Liga Antiimperialista de alcance mundial que se organizó a su vez en secciones nacionales. En 1929, José Carlos Mariátegui tituló Punto de vista antiimperialista una ponencia suya presentada en Buenos Aires.
Ese mismo año, el peruano, Víctor Raúl Haya de la Torre, se explayó ampliamente sobre la «causa antiimperialista» en un documento titulado La reforma universitaria.7 En 1936, la editorial Ercilla (en Chile) publicó El antiimperialismo y el APRA, que Haya de La Torre había escrito en 1928.
A partir de la Segunda Guerra Mundial se produjo un auge en los llamados «movimientos de liberación nacional» en los países colonizados por potencias europeas. Ese auge se debió a varios factores:
Durante la guerra misma, millones de hombres y mujeres de las colonias participaron en el esfuerzo militar de los aliados occidentales, a fin de luchar por la independencia y libertad de sus respectivas metrópolis. Se calcula que solo de la India más de dos millones y medio de hindúes se enlistaron. Después de la guerra, se hizo cada vez más difícil convencerlos que esas metrópolis merecen tal libertad e independencia, pero ellos no.
Muchos de esos enlistados tomaron parte en el combate activo y experimentaron personalmente que la difundida creencia sobre la invencibilidad del «hombre blanco» era un mito.
Al terminar la guerra, las potencias coloniales estaban agotadas no solo material sino también moralmente. La ideología que había sustentado el colonialismo se hacía cada vez menos aceptable tanto entre la intelectualidad europea como para la opinión pública.
Al mismo tiempo. se formó la Organización de las Naciones Unidas, que declara, en su carta fundamental que su propósito es, entre otros, «fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblo».
Esto, sumada al agotamiento físico de las guerras, obligó a las potencias coloniales a repensar la relación con las colonias, a veces sobre la base de las propuestas de líderes independentistas, a veces sobre bases intermedias, tales como el Commonwealth o la Unión Francesa.
Por un momento parecía que el fin del colonialismo sería un proceso racional, pacífico. Dos eventos llegaron a simbolizar esa esperanza: la independencia de la India (1947) y el acuerdo a fin de instaurar un protectorado en Indochina en 1946. Sin embargo, y debido en gran parte a la intransigencia de las potencias europeas; que esperaban trato especial o se negaron a dar justicia y reconocer aspiraciones excepto donde no podían evitarlo, buscando así perpetuar sus privilegios a través de un sistema neocolonial; esas esperanzas no se concretaron y el periodo termina con el fracaso del protectorado británico en Egipto (1954) que sienta las bases de la Crisis de Suez (1956), el comienzo de la guerra de Argelia (1954) y la derrota francesa en la primera parte de la Guerra de Indochina (también 1954).
Todo lo anterior causó una ola mundial de luchas independentistas en Asia y África, durante los años sesenta y setenta, que encontraron gran resistencia de las revitalizadas potencias neocolonialistas europeas apoyadas o lideradas por Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría, de acuerdo a la Doctrina Truman. Entre las guerras de independencia que se desarrollaron en aquellos años pueden mencionarse Vietnam, Indonesia, Argelia, Angola, Congo, Zambia, Kenia, Tanzania, entre otras, dirigidas por líderes nacionalistas que desarrollaron conceptos y nociones adoptadas por el antiimperialismo, entre los que
Descolonización y las luchas de liberación nacional
El fin de la Guerra Fría y el colapso de la Unión Soviética en 1991, así como el comienzo de la llamada globalización modificó las condiciones en que se desarrollaba el pensamiento y el programa antiimperialista.
Por un lado las relaciones económicas entre los países se incrementaron notablemente y el mundo se hizo más interdependiente. Por otra parte, la hegemonía del pensamiento neoliberal en la años noventa y la implementación generalizada del Consenso de Washington abrió una ola de privatizaciones de empresas estatales así como el retiro del Estado de su papel de regulador de los mercados. Esto afecto las políticas antiimperialistas de muchos países del Tercer Mundo, en gran medida basadas en las empresas estatales y la intervención del Estado en la economía.
Globalización y antiimperialismo
La globalización ha producido un debate acerca de las características del antiimperialismo en la actualidad. Por un lado movimientos políticos como los socialismos de Fidel Castro (en Cuba), de Hugo Chávez (en Venezuela) y Evo Morales (en Bolivia), ratifican la vigencia del pensamiento antiimperialista y consideran que la globalización es en sí misma un fenómeno imperialista que no modifica sustancialmente las posturas clásicas del antiimperialismo.
Por otro lado movimientos políticos de posturas más moderadas, como el Partido de los Trabajadores de Lula en Brasil, el Frente Amplio en Uruguay, el peronismo de Kirchner en Argentina, e incluso el sandinismo triunfante en las elecciones nicaragüenses de 2006, tienden a replantear la idea de
El desarrollismo (o la teoría de la dependencia)
Globalización y antiimperialismo
antiimperialismo en el contexto de la globalización, reteniendo sus aspectos básicos (autonomía nacional, industrialismo, rol del Estado, mercado interno) pero reorganizando su enfoque para hacerlo compatible
con un mundo mucho más complejo, interdependiente, y en proceso de integrarse en diferentes bloques.
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